miércoles, mayo 14, 2025

Pecadores - Sinners (2025)

 


Es el año 2025 y es sábado por la tarde de mayo. Por suerte, aun pude encontrar una sala de cine donde se exhibe esta obra maestra del cine actual llamada “Pecadores” del director norteamericano Ryan Coogler, uno de los más interesantes y personales realizadores de este nuevo milenio, junto a grandes como Oren Peel, Oz Perkins, Ari Aster, y otros tantos cineastas que demuestran un profundo afecto al cine de género de toda la vida, donde fantasmas, demonios, extraterrestres, sectas y otras pesadillas, irónicamente, nos alegran la vida dentro de fascinantes largometrajes. Obviamente, no podía faltar el regreso de uno de nuestros monstruos favoritos, como es el rey de la noche, el temible vampiro.

Sin embargo, en el caso de Coogler hay que ser más precisos al señalar que su labor ha recorrido distintos géneros, como son el drama, la acción y el fantástico cine de super héroes, entregando en este último rubro dos de las mejores películas Marvel que se hayan realizado, siendo estas “Pantera Negra” y “Wakanda Forever”.

Coogler es un realizador muy dedicado y cuidadoso en las puestas en escena, preocupado siempre por dotar al detalle de un magnífico acabado. Asimismo, suele rodearse de actores muy solventes, lo que puede incluir elencos numerosos donde queda demostrado su notable manejo en la dirección. Asimismo, el director es reconocido como un excelente guionista en cada una de sus realizaciones.

El más reciente trabajo de Ryan Coogler es una cinta completamente desafiante en muchos aspectos. La película es un relato de época magníficamente realizado, y asimismo, aborda uno de los terrores fantásticos más emblemáticos del séptimo arte desde que existe como tal, y lo hace con toda la seriedad y cuidado posible a la hora de narrar su extraña fábula, escrita por él mismo, lo que hace de esta obra su trabajo más personal realizado a la fecha. No solo hay drama y horror, sino que al mismo tiempo se trata de un maravilloso homenaje a la música blues de principios del siglo veinte; hermosas melodías de este género resuenan en todo el metraje, y tienen un papel fundamental, o, mejor dicho, componen el principal argumento de esta historia.

Precisamente, el blues es la música que refleja la marginación, el sufrimiento y también la alegría de la población negra, algo que se aprecia en todo el relato desarrollado como fiel reflejo de aquellos años, en los cuales estos personajes enfrentan la adversidad de la sociedad norteamericana de los años treinta, marcada por el odio racial y la discriminación institucionalizada. Coogler muestra esto sin reparos, denunciando esta situación en la que se encuentran sus protagonistas y las condiciones adversas que sufren día a día. La marginación es la salida que muchos de ellos encuentran, mientras que otros asumen una lucha encarnizada por sobrevivir. En ninguno de los casos sus vidas están libres de pecados. De ahí el gran título de la película.

El director propone una primera parte para desarrollar a cada uno de los personajes involucrados, desde el joven protagonista, a cargo del actor Miles Caton, los dos hermanos gemelos aventureros, interpretados magistralmente en doble papel por el actor Michael B. Jordan, el elenco femenino y todos los secundarios acompañantes, entre los que destacan la actriz Tenaj Jackson y el gran actor Delroy Lindo, todos ellos, en lo posible del metraje, tienen una gran o pequeña historia que contar, sean nobles, desenfadadas o gamberras, y todas ellas no hacen más que enriquecer la totalidad del relato que se nos propone. Hay diálogos que resultan inolvidables y frases que describen de una pieza al personaje, pero, a su vez, mucho de lo que se nos cuenta se hace con pequeñas situaciones, o escenas inolvidables, como la presentación del personaje que encarna la actriz Hailee Steinfeld.

El segundo acto es sin duda la apoteosis del cine de Ryan Coogler. La película despliega toda su maravillosa visión en un solo escenario enclavado en un paraje rural nocturno. Es allí donde todos estos personajes, llenos de ansias y deseos, esperan resolver sus vidas en esta única noche. Pero, lo que llega hasta su puerta es algo que supera largamente cualquier dificultad que pudieran haber previsto. El actor Jack O’Conell, muy convincentemente, lidera un trio de personajes salidos de las peores pesadillas. A partir de aquí todo es una situación límite que se desarrolla con total desparpajo: sangre, vísceras, bizarría, todo con un magnífico trabajo de cámaras, iluminación, colores, sonidos, música, maquillaje y efectos visuales artesanales de toda la vida. Y, por supuesto, un excelente trabajo de actuación por parte de todo el elenco, lo que convierte a esta película en un nuevo clásico del mejor cine de género realizado.

El director ya ha declarado cuales han sido sus principales fuentes de inspiración para el relato que nos presenta en este filme, los cuales son bastante evidentes. Pero sin duda, su visión artística es lo que prevalece; su homenaje a la música blues de los años treinta en medio de un relato que combina drama y terror, todo ello realizado con su amplia capacidad cinematográfica, es lo que eleva esta obra por encima de sus referentes de manera indudable.

La película nos deja la sensación de haber vivido una tremenda experiencia, algo que ocurre cada vez que se aprecia una gran obra que convierte un sencillo día en un día inolvidable.

No hay comentarios.: